
Vuelvo a visitar una postapocalíptica de factura estadounidense con Hell Comes to Frogtown, una comedia con toques de acción protagonizada por «Rowdy» Roddy Pipper, que algunos conocerán por el wrestling y los más cinéfilos por la genial Están Vivos (no confundir con ¡Viven!, las conversaciones sobre miedo a volar suelen enrarecerse de no observar esta advertencia) y Sandahl Bergman, que muchos reconoceréis de Conan, el bárbaro y algunos afortunados cinéfilos postapocalípticos por la grotesca She (¡prometo conseguir una copia!).
También conocida como: Apocalisse a Frogtown (Italia), Transmutations (Francia), Sam Hell ist: Der Jäger (Alemania), The Hunter – Ein erbarmungsloser Jäger (República Federal de Alemania)
Año: 1988
Directores: Donald G. Jackson, R.J. Kizer
Guionistas: Donald G. Jackson (guión e historia), Randall Frakes (historia)
Reparto: Roddy Piper, Sandahl Bergman, William Smith
Género: Comedia, acción, ciencia ficción
Eslogan: Una nueva estirpe de enemigos ha ocupado el mundo… Sam debe retomarlo
Atrapado en un yermo nuclear, rodeado de mutantes, Sam Hell tiene una misión… fertilizar a todas las mujeres posibles. Es una ardua tarea, pero alguien debe hacerlo.
Un extraño cruce entre el problema de fertilidad de 2019, tras la caída de Nueva York (analizada aquí) y el excentricismo pervertido de Un muchacho y su perro, Hell Comes to Frogtown es una película que en ningún momento se toma a sí misma en serio, plagada de escenas ora descacharrantes, ora chabacanas, pero siempre entretenidas. No cesa de divertir hasta el final, en el que asoma la acción.
La reseña tiene spoilers muy leves, pero hay imágenes que pueden herir la sensibilidad de los lectores débiles de corazón, perseguirles en sueños y mancillar sus pensamientos… al menos durante unos minutos.
Quizás tú deberías hacer el amor a un desconocido en medio de territorio hostil mutante, ¡a ver si te gustaba!
Leer el resto de esta página »